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martes, noviembre 17, 2015

ENRIQUE DANS E-vigilancia: ¿protección antiterrorista?

E-vigilancia: ¿protección antiterrorista?

E-vigilancia: ¿protección antiterrorista?

Ponemos sobre la mesa un tema crucial desde los atentados en París del pasado viernes: la lucha contra el terrorismo y el control de las comunicaciones para detectar a los culpables y prevenir ataques terroristas. Le pedimos su opinión a Enrique Dans, quien reflexiona hasta dónde llega la posibilidad de interceptar comunicaciones de terroristas y hasta dónde llega la libertad individual y el derecho a las comunicaciones libres entre ciudadanos sin que se produzca una injerencia.

"Es difícil evitar los razonamientos en caliente", señala Enrique. "Cada vez se emplea más la tecnología para vigilar a personas que en realidad no están bajo ningún tipo de sospecha y los ciudadanos tienden a pensar que si no tienen nada que ocultar no tienen nada que temer, pero eso no es cierto. Quien vigila no siempre es un observador imparcial", advierte.

Cada vez más, los gobiernos utilizan las nuevas tecnologías e intentan justificar este tipo de medidas, aunque, según Enrique Dans, estas medidas son inútiles. "Hay una creencia de que la vigilancia de todo lo que hacemos nos protege. Pero no es así. Una vigilancia masiva es incapaz de captar terroristas, porque ellos son los primeros que saben que se produce esa vigilancia", apunta Dans.

Escucha la entrevista completa aquí:

Fuente:

Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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Santiago- Chile

LILY PEREZ una columna interesante


Columna de Lily Pérez: Colusión política; el pánico a la competencia

Columna de Lily Pérez: Colusión política; el pánico a la competencia

PUBLICADO : Ayer 17:30 h.
Senadora

Para muchos, la palabra colusión es relativamente nueva. Este término no había tomado mayor relevancia en la sociedad chilena sino hasta el año 2008, cuando el caso de las empresas farmacéuticas coludidas hizo noticia nacional. Con el pasar de los años, se fueron sumando causas similares, como la de los pollos, navieras y recientemente el cartel del confort, por nombrar algunos.

Sin embargo, la colusión económica no es la única que hay. Existe otro tipo, que funciona bajo la misma lógica y secretismo. Una que afecta a todos por igual y pretende, de misma forma que su "hermana económica" mantener el poder entre algunos a costa del resto, la colusión política.

El fenómeno es simple; partidos antiguos y tradicionales (de ambos lados) se unen de manera privada o secreta para, independiente de sus ideales u opiniones de sus militantes, tomar decisiones en conjunto para mantener el statu quo y eliminar por completo la competencia.

Decisiones como, por ejemplo, trabar las propuestas de la comisión Engel para mantener así un binominal por secretaría. Binominal encubierto, que por su parte, es la expresión máxima de colusión.

Temas como el refichaje de sus militantes o el miedo a que las regiones saquen la voz son compartidos y enfrentados con muchísima fuerza, independiente si se está a la izquierda o a la derecha. Los que en el papel (o los panfletos) son rivales, pasan a ser mejores amigos, desplazando a los intereses de las personas a una posición relegada, casi en el olvido.

La inconsecuencia, por lo tanto, es gigantesca. Quienes sancionan y rasgan vestiduras con la colusión económica son los mismos que defienden con uñas y dientes la colusión política, con la diferencia que lo primero lo hacen frente a cámaras, micrófonos y diarios, mientras que lo segundo entre cuatro paredes y varios candados.

Duele, la verdad es que duele  mucho. El descrédito que sufre la política derivado de estos actos ilegales e inmorales es gigantesco. Por culpa de algunos que tienen pesadillas con la competencia, caemos todos quienes siempre nos hemos regido por el respeto a las leyes y la vocación de servicio.

La defensa corporativa ha sido altísima, acarreando por ende a todos quienes estamos en el Congreso. Esto, no sólo es una falta a la verdad enorme, sino que un daño generalizado a toda la actividad política que se ve manchada por casos que unos intentan mantener.

Pero si bien duele y sinceramente da mucha rabia, está en cada uno analizar el panorama y somos algunos los que preferimos ver esto como una oportunidad de cambio. Existimos quienes sabemos que la gente es capaz de descifrar quiénes son los que le tienen miedo al cambio y a la competencia, y quiénes somos los que queremos poner un fin a los abusos, colusiones e irregularidades.

Sabemos que las personas ven la diferencia entre quienes proponemos cárcel efectiva para los coludidos y quienes siguen diciendo que "hay que esperar que la justicia actúe".

Mi mensaje por lo tanto es para todas y todos los que quieren un país donde sus destinos políticos no están determinados por interpretaciones legales, un binominal por secretaría o acuerdos entre cuatro paredes.

Para todos los que creen que la competencia viene a entregar nuevas oportunidades, nuevos aires y a poner fin a los males que hace tanto se arrastran. Para ellos mi llamado es a la participación. Ya no es hora de preocuparse, sino que de ocuparse por el futuro de nuestro país. Está en todos dejar que lo que hoy es una vergonzosa noticia, quede en el pasado.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

 








































































































































Fuente:PUBLIMETRO

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Rodrigo González Fernández
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Lily Pérez: "Nuestras ideas dejaron de tener expresión en la derecha"

Lily Pérez: "Nuestras ideas dejaron de tener expresión en la derecha"

16 de noviembre, 2015 18:48 - Nacional 1
Amplitud, Fuerza Pública y Red liberal crean nuevo referente político previo a las municipales 2016.


Indice de Victimización 2015 revela que el 38,9% de los hogares fue víctima de robo 


En entrevista con CNN Chile, la senadora de Amplitud, Lily Pérez, se refirió al proceso de recolección de firmas para convertirse en un partido político de centro derecha. 

Bajo este contexto destacó que "estamos muy contentos, nos ha ido muy bien" y comentó que la mayoría de las personas que han ingresado "nunca militaron en un partido político".

"Nosotros miramos el futuro con optimismo, estamos venciendo todos los prejuicios binominales mentales", expresó.

Asimismo, la parlamentaria destacó que los integrantes del conglomerado se encuentran unidos por el diagnóstico actual que existe en Chile, las propuestas para los ciudadanos, en torno a mejoras del sistema, y también por una "defensa de ideas desde la libertad".

Más detalles, en el video adjunto. 
Fuente:

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#MASONERIA: Franco y su contubernio masónico


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Franco y su contubernio masónico

 

 

 

75 años después de la sublevación de 1936, ya se sabe cuáles eran las causas del odio feroz del Caudillo hacia los masones. Y también sus terroríficos resultados.

Lo último que hizo aquel hombre de mente pequeña y corazón de hielo, que en sus últimos años parecía haberse convertido en un viejecito frágil y desvalido, fue volver a echarle la culpa de todo a la masonería. Se asomó al balcón, perdido dentro de aquel uniforme en el que había sitio de sobra para tres como él, y lo dijo con su vocecita: "Todo lo que en España y Europa se ha armao obedece a una conspiración masónico-izquierdista, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece". Y se quedó tan ancho.

Lo que se había armao (quema de embajadas españolas, una protesta internacional como jamás se había visto) no era culpa de la masonería, ni del célebre "contubernio", ni de nadie más que de él: unos días antes había mandado matar a cinco seres humanos para que escarmentásemos todos. Era septiembre de 1975. Como había dicho tantas veces, su pulso no tembló. O mejor dicho, sí tembló, pero nada más que por el párkinson.

El descrédito de la masonería es lo único que, a fecha de hoy, le salió bien a aquel desdichado. Ninguna de las ideas que defendió o puso en marcha, ni una sola, permanece en pie. Solo sus 40 años de calumnias contra una asociación de personas libres, que goza de un bien ganado prestigio en todas las viejas democracias del mundo, empapó a la sociedad española lo bastante como para que hoy, en la segunda década del siglo XXI, una gran cantidad de ciudadanos de nuestro país siga mirando a la masonería con recelo. Eso sí le salió bien al Caudillo… y hay que admitir que con la inestimable ayuda de los propios masones españoles, que siguen extraordinariamente divididos y que se empeñan, todavía hoy (no todos, desde luego; menos mal), en velar sus actividades tras una niebla de misterio que no se ve ya en casi ninguna parte del mundo. Si a eso se añade el fanatismo de la extrema derecha y del sector más cerril y paleocristiano de la Iglesiacatólica, grupos que jamás se han preocupado de enterarse honesta y verazmente de qué es la masonería (y de qué no es), el resultado no podía ser sino el que vemos. Todavía abundan las personas de buena fe que creen sinceramente que los masones adoran al diablo, pisan crucifijos, bailan alrededor de cabras y hasta devoran niños en sus tenidas. En serio.

Hoy, 75 años después de la sublevación de Franco contra la República, la pregunta es: ¿qué le pasaba a aquel hombre con la masonería? ¿De dónde venía semejante obsesión, aquel odio inextinguible que no lo abandonó jamás?

Los historiadores han hecho su trabajo (me refiero a los historiadores de verdad, no a losperroflautas de la ciencia histórica, sean píos o césares) y la respuesta está, hoy, clara.

La obsesión patológica de Franco contra la masonería procede, en primer lugar, del rencor personal. Franco intentó hacerse masón dos veces en su vida. No tiene nada de extraño. Muchos de sus compañeros de armas lo eran. Había, incluso, un dicho malévolo que se repetía en los cuarteles: "¿Quién es masón? El que está delante de ti en el escalafón".

La burla.
Franco, un joven y brillante militar africanista, pretendía no solo medrar sino asegurar su posición en una España convulsa. Y se le ocurrió que la masonería podía serle útil. A mediados de los años 20 pidió su iniciación en una logia de Larache llamada Lukus. Los militares masones le dijeron que sí, que muy bien. Pero era una burla feroz. Le hicieron gastarse una pequeña fortuna en túnicas bordadas y en adornos absurdos, y al final, a la hora de la verdad, lo despidieron entre risotadas: cómo iban a permitir que aquel trepasin escrúpulos se hiciese masón.

El futuro Caudillo se tragó la bilis y años más tarde, ya general y en Madrid, volvió a intentarlo. Era 1932. Ahí lo rechazaron desde el principio. Si a eso se añade que su hermano y su padre eran masones, las piezas encajan. Su hermano era un tipo brillante, un héroe romántico y de ideas peligrosas, que tenía un enorme éxito con las mujeres. Además, había sido uno de los que votaron en contra cuando Francisco trató de hacerse masón por segunda vez. Y su padre era el golfo que abandonó a su esposa (Franco idolatraba a su madre) y se fue a vivir con otra. Está claro. La obsesión deFranco con la masonería era una cuestión personal, un rencor de las vísceras que iba mucho más allá de lo leído en los furibundos escritores clericales del XIX. Era odio.

Lo curioso del asunto es que Franco debe su larga dictadura a algunos masones. Sin ellos, habría caído antes de que terminase 1945. Un libro magnífico (Franco contra los masones, de XaviCasinos y JosepBrunetMartínezRoca, 2007) revela qué hubo de verdad en aquella frasecita cursi del "contubernio judeomasónico" contra España. Mejor dicho, contra él.

Sí existió. Desde 1921 funcionaba en Ginebra una organización llamada Asociación Masónica Internacional (AMI), constituida con el impulso de la prestigiosa Gran Logia Suiza Alpina. Eran pocos hermanos y de diversos países. Algunos eran judíos. El gran canciller a finales de los años 30 era el suizo JohnMossaz, y la AMI estaba contra la dictadura de Franco lo mismo que contra Hitler o Stalin: la vieja aversión de los masones contra las dictaduras. En 1940, ante el curso de la guerra, la AMI se trasladó a Lisboa.

Y allí se produjo el toque surrealista. El hermano portugués de la AMI estaba casado con una señora llamada A. de S., una ferviente católica y franquista a machamartillo que se pasaba la vida copiando las actas de las reuniones masónicas a las que asistía su marido y enviándoselas a Franco. Terminaba sus cartas así: "Quién como Dios". Este argumento de sainete permitió al Caudillo estar al tanto de lo que se cocía en el "contubernio".

La verdad es que se coció muy poco. Aquellos masones imaginaban que, a su llamada, las logias españolas (exterminadas) levantarían al pueblo contra el dictador. No sucedió nada de eso. La AMI vivía en un mundo de fantasías que concluyó en 1945, en la cumbre de Potsdam, cuando el masón Winston Churchill y el masón Harry Truman (sucesor del masón Franklin DRoosevelt en la presidencia deEEUU) decidieron mantener en el poder al antimasón Franco ante el riesgo evidente de que el antimasón Stalin se merendase España si se entregaba el poder a Juan III. Los masones de la AMI se enfadaron muchísimo con sus hermanos Churchill y Truman, pero dio igual: a estos dos masones debe Franco su largo mandarinato. Luego se dedicó, con CarreroBlanco, a escribir delirantes artículos en el diario Arriba con el seudónimo deJakin Boor (parodia de dos símbolos masónicos). Eso y nada más fue el famoso "contubernio". Eso y miles de cadáveres ofrecidos durante décadas en el altar de un rencor patológico. Hoy, cuando se piensa en sacar los huesos de Franco del Valle de los Caídos, la aún pequeña masonería española crece. La Historia, a veces, tiene estos detalles.

Fuente: http://www.tiempodehoy.com/cultura/franco-y-su-famoso-contubernio-masonico#


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