Lula firmó un acuerdo de cooperación energética con la UE.
Hay que lograr un equilibrio entre la producción agrícola destinada a alimentación de personas y animales, y la destinada a biocombustibles para evitar posibles problemas económicos y ambientales, sobre todo en los países en desarrollo.
Esta es una de las conclusiones a las que llegaron los mandatarios y representantes del sector de los biocombustibles de todo el mundo, reunidos este jueves y viernes en Bruselas en una conferencia organizada por la Comisión Europea (CE) para debatir cómo gestionar la creciente demanda internacional de etanol, biodiesel, biogas y otros carburantes limpios en el sector del transporte.
"Los biocombustibles deben presentar una única oportunidad para nosotros para mejorar el acceso a la energía en algunos de los países más pobres del planeta, siempre que se haga de una manera sostenible", declaró la Comisaría Europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner Waldner, durante la clausura la conferencia.
Según OSDE, el precio del trigo, el maíz o el azúcar subirá para producir bioenergía. |
Para ello, pidió la creación de un mecanismo global que reglamente la producción y el comercio de los carburantes limpios. También fueron objeto de muchos debates las opiniones emitidas por algunas organizaciones internacionales avisando de que la producción cada vez mayor de biocombustibles restringirá la tierra necesaria para alimentos, que se volverán más caros, y eso podría llegar a acentuar las hambrunas en algunos países.
Así, según la OCDE, la utilización de azúcar, cereales, maíz o trigo para producir bioenergía hará aumentar los precios esos productos entre un 20 y un 40% en los próximos diez años.
BBC Mundo conversó con el secretario de Agricultura de Argentina, Javier de Urquiza, quién para que eso no ocurra se mostró partidario de potenciar otras materias que sirvan para biocombustibles.
"Hay muchas materias primas, como el tártaro y la colza, que no se utilizan para alimentos humanos y animales, y que sí que sirven en cambio para biocombustibles."
"Es además una oportunidad para desarrollar zonas rurales que en la actualidad no están desarrolladas", explicó.
Críticas a Venezuela y a Cuba
Por su parte, el presidente de la Asociación Europea del Combustible Bioetanol, el español Ramón de Miguel, desestimó tales predicciones.
"Ese es un invento propio de aquellos que quieren que no se desarrollen los biocarburantes, fundamentalmente las compañías petroleras".
"No es por casualidad que el gran apóstol político de esa tesis es precisamente el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el primer productor de petróleo de América Latina", dijo a BBC Mundo.
En su opinión, las plantaciones agrícolas para bioetanol no compiten con la alimentación humana: "Por mucho azúcar que se utilice para etanol, va a sobrar."
"Lo mismo digo de los cereales. Sobran millones de toneladas. Ha habido esa historia en México de que el precio del maíz ha repercutido en el precio de las tortillas, pero la verdad es que hay maíz suficiente en el mundo para alimentar a todo aquel que quiera comerlo".
De Miguel también dirigió sus críticas hacia el presidente de Cuba, Fidel Castro, también partidario de la visión más sombría del etanol.
"El presidente cubano sostiene esa tesis porque vive del petróleo que le regala Venezuela".
América Latina
El invitado de honor de la conferencia fue el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que firmó con la UE un acuerdo de cooperación energética luego de que su país fuera declarado "socio estratégico" de Bruselas en una cumbre entre ambas partes celebrada el pasado miércoles en Lisboa.
Lula, cuyo país es el primer productor mundial de etanol, recordó que gracias al auge de los biocombustibles habrá más de 100 países productores y el mercado dejará de depender de 20 países, como ocurre ahora con el petróleo.
"Se está democratizando el mercado de la energía", dijo.
De Urquiza coincidió con el presidente brasileño y añadió: "América Latina está en una situación privilegiada por las características agro ecológicas que ofrece".
Para que la UE cumpla su objetivo de que hacia 2020 el 10% del combustible que utilicen sus vehículos, necesitará importar entre un 10 y un 30% de lo que consuma, y los países latinoamericanos podrían llevarse parte de ese pastel.
Según el presidente de la Asociación Europea del Combustible Bioetanol, muchos países latinoamericanos, como los del Caribe, tienen condiciones preferenciales para exportar "todo el etanol que quieran".
Además, las grandes cantidades de soja que hay en ese continente podrían servir para producir biodiesel, que es el biocarburante más consumido en la UE.
Durante estos dos días de conferencia, las distintas ponencias sirvieron para poner de manifiesto la importancia del papel de los biocarburantes en la creación de empleo e investigación y en la lucha contra el cambio climático, ya que los carburantes derivados del petróleo son los causantes de buena parte de los gases de efecto invernadero.
La idea es que cada vez más el etanol y el biodiesel sustituyan a la gasolina y al diesel, aunque las cifras demuestren que ese es un proceso lento: en 2005, la producción mundial de etanol para combustible fue de 29,6 millones de toneladas, sólo el 2% del consumo de gasolina.